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La Organización Mundial de la Salud pretende impedir el libre comercio del vino

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La Federación Española del Vino considera inaceptable la propuesta del organismo internacional

El pasado agosto, la OMS envió a sus estados miembros un documento de trabajo sobre la ‘Estrategia global para reducir el uso nocivo del alcohol’. El principal objetivo del citado documento no es otro que diseñar un marco de referencia que sirva para apoyar, coordinar y aumentar la eficacia de las iniciativas mundiales, regionales y nacionales en ese ámbito.

La Federación Española del Vino (FEV) no solo está plenamente de acuerdo con este objetivo de la Organización Mundial de la Salud, sino que dedica buena parte de sus esfuerzos al diseño e implementación de políticas sectoriales de información, educación y autorregulación. Sirva como ejemplo el ambicioso programa ‘Vino con Moderación’ (‘Wine in Moderation, Art de Vivre’), una iniciativa de ámbito europeo  —en cooperación con autoridades de todos los niveles—  para promocionar los hábitos de consumo moderado al tiempo que se defiende el importante papel cultural, ambiental, económico y social del vino en las sociedades europeas.

Sin embargo, la FEV no puede dejar de llamar la atención sobre las numerosas inexactitudes y propuestas inaceptables que figuran en el documento de la Organización Mundial de la Salud. Parece ser que los redactores del proyecto no solo no han tenido en consideración las opiniones del sector vinícola europeo (solicitadas por la OMS y redactadas específicamente al efecto por el Comité Vinos en octubre de 2008), sino que tampoco han respetado el mandato original de la Asamblea Mundial de la Salud, ignorando, aparentemente, información contrastada sobre buenas prácticas en la lucha contra los excesos del alcohol. O no considerando los diferentes contextos socioculturales existentes. A causa de una extendida perversión del lenguaje, en la actualidad el término ‘alcohol’ tiende a aplicarse indiscriminadamente a toda clase de bebidas. Sin embargo, de la misma forma que en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares no se habla del ‘sector económico mundial del colesterol’, sino de los sectores cárnicos o lácteos, no deberían usarse los conceptos de ‘alcohol’ o de ‘bebidas alcohólicas’ como un cajón de sastre en el que todo cabe.

Además de adolecer de este problema conceptual de fondo, el documento de la OMS se centra casi exclusivamente en restricciones y prohibiciones de todo tipo, haciendo hincapié en implantar estrictos controles administrativos de la actividad comercial, y dejando al margen todo tipo de políticas informativas, educativas y de autorregulación. En este sentido, cabe destacar especialmente el punto 58 del proyecto: “En los acuerdos comerciales bilaterales, regionales e internacionales se debería contemplar la posibilidad de considerar el alcohol como un producto básico especial (‘special commodity’ en el original), habida cuenta de su propiedad de generar dependencia y del impacto de los daños que provoca en la salud pública”. Este artículo parece específicamente redactado para excluir las ‘bebidas alcohólicas’ (como concepto global, incluyendo el vino) de los acuerdos de comercio internacional.

La FEV considera que la adopción de tal medida  —además de ser muy perjudicial para el comercio internacional de los vinos españoles y para la viabilidad del propio sector—  no contribuiría en absoluto a la reducción de los problemas de salud pública derivados del abuso del alcohol, puesto que la mayoría del consumo se centra en productos de elaboración nacional. Y, lo que es peor, favorecería la aparición de mercados alternativos (contrabando) que sí supondrían un riesgo sanitario añadido.

El proyecto de la OMS no es coherente ni compatible con las estrategias de la Unión Europea en la lucha contra el abuso del alcohol. Baste recordar que en España, el vino tiene la consideración de alimento, y, como tal, es parte esencial de la alabada dieta mediterránea. La FEV confía en que las autoridades españolas  —sanitarias, agrícolas, de comercio y económicas—, en tanto que miembros de la OMS y de la UE, tengan en cuenta estas consideraciones y hagan valer la especificidad del vino al presentar sus consideraciones sobre este proyecto de estrategia global.

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