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LOS ENOLOGOS CATALANES PREMIAN A AGUSTI TORELLO MATA POR LA TRAYECTORIA DE TODA UNA VIDA
El pasado viernes 1 de abril, el impresionante Monasterio Cisterciense de Poblet fue el escenario de la NIT DE LA ENOLOGIA de la Asociación Catalana de Enólogos. Las vísperas gregorianas de los monjes abrieron una grata velada en la que se distinguió el trabajo de distintos enólogos.
El reconocimiento final fue para el SENIOR de la noche: AGUSTI TORELLO MATA cuya vida glosó el maestro de ceremonias.
Nacido en el año 1935 en SANT SADURNI D’ANOIA, empezó a trabajar a los 13 años en el mundo del cava, consiguiendo años más tarde diplomarse como MAESTRO BODEGUERO Y VITICULTOR en la escuela de REQUENA.
En 1.953 instaló en Sant Sadurní d’Anoia el primer Laboratorio privado de análisis de vinos. Al tiempo que dirigía importantes empresas del Penedés, en 1979 ve la luz su gran obra personal: el CAVA KRIPTA, iniciando en 1986, ya con sus hijos, la construcción de una nueva bodega que se consolida como cava AGUSTI TORELLO MATA en 1993.
A lo largo de su vida ha recibido el mayor reconocimiento enológico: en los años 70 ocupa durante 12 años consecutivos la presidencia de la Asociación Catalana de Enólogos, y en 1979 funda y Preside hasta 1993, la CONFRARIA DEL CAVA SANT SADURNI.
En el año 1984 le fue concedida la PRIMERA MEDALLA DE ORO AL MERITO ENOLOGICO del Ministerio de Agricultura, en Mayo de 1992 es invitado por el alcalde de EPERNNAY para presidir la prestigiosa FERIA técnica de CHAMPAGNE siendo la primera vez que la preside un español, y en 1993 la Generalitat de Catalunya le concede la Medalla al Mérito Agrícola.
Viajero incansable, AGUSTI TORELLO conoce toda la geografía vinícola del planeta: ha visitado todos los países en los que hay cepas y a sus 76 años sigue siendo un referente del Cava.
AGUSTI TORELLO, acompañado en la cena por su esposa Carmen Sibill, sus hijas Gemma y Lali, y su nieta Sofía, agradeció emocionado el reconocimiento pero no lo atribuyó a una distinción personal sino a toda su generación: “unos hombres y mujeres -dijo- que tuvimos que suplir la formación con un trabajo duro y muchos, muchos sacrificios. La enología no existía: hacíamos vino, y lo hacíamos lo mejor que podíamos con pocos medios y tecnología. Hoy los enólogos -los hijos de aquella generación- estén preparadísimos, tienen todas las condiciones y medios técnicos, y dirigen las empresas que fundaron sus abuelos. Es un orgullo para toda nuestra generación”.
El acto acabó con una espléndida cena maridada con los grandes vinos de los enólogos premiados en la noche. Josep Llaquet, el Presidente de la Asociación clausuró el acto bien entrada la noche y con ello se despidió una nueva edición marcada por el espíritu enológico de los mejores profesionales.